Conclusiones

Conclusiones globales


En este blog logramos destacar diversos aspectos de la obesidad infantil en nuestro país. Las estadísticas ponen a  México entre los primeros lugares a nivel mundial. Como se puede leer en todos los apartados de nuestro blog, la problemática es multifactorial y su solución se antoja necesariamente holística.

Son muchas las variables que intervienen en esta enfermedad: 

Ya hay varias generaciones que padecen esta enfermedad y son ellas las que están formando nuevas familias, cuyos niños están contaminados de origen por los malos hábitos alimenticios de sus padres y sus vidas sedentarias. Es difícil hacer que un niño pierda peso si sus padres no se están esforzando a la par que él.

La dinámica de las sociedades urbanizadas también tiene un impacto en el problema, pues los tiempos que se dedican a comer de manera ordenada o a la preparación de los alimentos, es mínima. Las jornadas laborales son extensas, las distancias entre el centro de trabajo y el hogar son largas, comer rápido y preparar poco es prioritario para los padres y, en consecuencia, los niños comen de la misma manera.

Por otra parte, la industria alimenticia es feroz. En el afán de alcanzar estándares de venta elevados, las empresas fabrican muchos productos con formas atractivas y sabores intensos, se venden en empaques de diseños coloridos para atraer sobre todo a los pequeños consumidores, incluso, las campañas publicitarias ocupan personajes caricaturescos divertidos para enganchar al máximo a ese grupo de la población. Aceptemos lo fácil que es decantarse por un pastelillo en vez de un jitomate.

Recordemos que por mucho tiempo, el gobierno nacional fue demasiado permisivo. Es reciente el etiquetado de productos con información nutricional, y no ha sido aprobado el etiquetado con una advertencia llamativa que alerte sobre el peligro de consumir alimentos altos en grasas y azúcares refinados. Esto pese a los altos costos que le genera al Estado la atención de los casos de obesidad y las enfermedades que derivan de ella.


Todo esto es un descuido individual, familiar, social y gubernamental, que necesita modificarse. Esa es la tarea de la psicología para la salud: generar conciencia. El psicólogo en esta materia debe ayudar a la población, a través de sus herramientas profesionales, a modificar sus hábitos, disminuyendo los que resultan nocivos y aplicando los que sean beneficiosos.  

Si bien existen programas en marcha para atacar este problema, estos no han logrado los resultados esperados, por lo que consideramos que se tiene que enfatizar la importancia de la psicología en el proyecto de disminución, y, ambiciosamente, de desaparición de esta problemática. 




Conclusiones individuales

Alejandra Ángeles: La obesidad infantil es una problemática triste e injusta, porque el individuo, al ser un niño, todavía no tiene los elementos suficientes para tomar decisiones informadas respecto a sus hábitos de consumo. Esto lo vuelve una víctima y peor aun, pese a serlo, es sujeto de críticas por parte del mismo entorno social que lo llevó a adquirir la enfermedad. Se necesita de todos nosotros, atender a lo esencial. Aprender que lo más importante es el bienestar, que algunos estilos de vida son nocivos, y que hay que analizar nuestras conductas frecuentemente, para anteponer aquello que ayuda a nuestra salud. Una forma de ayudar a esos niños con sobrepeso y obesidad es ejemplificar con acciones lo que queremos que se refleje en ellos. Educarnos con disciplina para educar a las generaciones siguientes y buscar ayuda profesional cuando nos rebasa el problema.   


Rocío González:La obesidad infantil es un tema actual que se ha convertido en un problema de salud pública, no solo por lo que implica el sobrepeso en cuanto a cuestiones médicas (problemas cardiacos, endocrinos, renales, etc,) también es un tema Psicológico que ha adquirido relevancia, por los temas de depresión, ansiedad, autoestima y adaptación social.
Si para un adulto los temas de obesidad son difíciles de sobrellevar, para un niño es mucho más, ya que es susceptible a bullyng, a ser denostado por cuestiones estéticas, o bien a ser rezagado de otras actividades como los deportes por no tener la condición adecuada para poder integrarse.
Creo que cuándo se tiene sobrepeso  por una cuestión de enfermedad más que por los hábitos alimenticios la ansiedad es el tema a tratar psicológicamente, porque aunque se cuide la alimentación, la regulación del peso depende de la efectividad de los medicamentos. Pero cuando el sobrepeso o la obesidad son de índole alimenticio el problema radica en el cambio de las costumbres de las personas que rodean al niño, volviéndose esto un tema familiar en el cual psicológicamente deben ser integrados en el tratamiento para tener una recuperación física y mentalmente. 

Paola Martín: Yo creo que cuando pensamos en obesidad podemos ver 2 problemáticas, la primera siendo el daño a la salud, y el segundo siendo el estigma social que existe ante personas que no entran en los estándares de belleza establecidos por la sociedad, y a fin de cuentas, ambos problemas terminan decayendo en la salud de la persona, tanto física como mental. La constante discriminación, baja autoestima y bullying causado por el sobrepeso a una edad donde el desarrollo mental es tan importante, provoca trauma psicológico que le puede durar años a esta persona, aunque físicamente ya no esté lidiando con problemas de salud. Creo que pensando en el sobrepeso tenemos que tener en cuenta ambos aspectos de la salud, la física y la mental, no porque físicamente no se encuentren saludables significa que como sociedad les debemos de traer encima daños mentales. Opino que el sobrepeso, con las técnicas correctas y la motivación suficiente, puede tener cura, pero el daño mental que provoca la sociedad, puede tener repercusiones hasta más severas que el daño físico que el sobrepeso les causa, especialmente en su infancia donde tienen bastante oportunidad de arreglar su sobrepeso y vivir una vida física saludable. 

Juan Carlos Luis: 
La obesidad infantil se convirtió en un problema de salud pública, considerada epidemia, por lo tanto las recomendaciones que surgen de la OMS compromete a los gobiernos en todos los niveles a tomar acciones para prevenir y combatir la obesidad infantil, tales acciones en muchos de los casos son deficientes pues descartan muchos factores que influyen directamente en esta problemática, es por ello que se vuelve imperante que los programas de intervención sean integrales, cubriendo todos los frentes que atañen a este problema, es decir desde el aspecto médico, desde el aspecto psicológico y social, pues a un niño con obesidad le cuesta integrarse con sus pares, además limita a ciertas actividades y por consiguiente lo vuelve vulnerable a situaciones de discriminación, candidatos a sufrir depresión o ansiedad. Además de las acciones comunitarias y sociales que ejercen las instituciones gubernamentales y las no gubernamentales, el compromiso es individual, no en el sentido de destinar la responsabilidad al niño, sino acompañarlo para mejorar su estilo de vida en el sentido de bienestar saludable, desde el papel social que cumplamos debemos contribuir para disminuir el problema. Los gobiernos le apuestan a la prevención porque prevenir un niño obeso es prevenir un adulto con problemas congénitos lo cual el costo a la salud pública se traduce en un monto monetario considerable.
Considero que la tarea preventiva es de todos los agentes sociales, la correctiva estará a manos de personal calificado para atender dicha situación.

Diana Blanca Reyes:
La obesidad infantil es un problema transgeneracional que tiene repercusiones sociales a futuro de manera importante. Comprender el fenómeno implica visualizar las causas más allá del estado físico del infante con obesidad. La psicología de la salud se ha convertido en una herramienta importante para cuidar la salud mental del paciente afectado y de quienes le rodean. Un correcto acompañamiento psicológico puede marcar la diferencia en los resultados médicos del niño. Sin embargo, también repercute en su vida familiar, social, escolar, y demás áreas en las que su situación afecta de manera actual, pero que dejará huella a futuro. El personal de la salud, consciente de ello, debe procurar atender todas las dimensiones del niño para que en conjunto, mente y cuerpo, puedan recuperar la salud y trabajar de manera integral.

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